Miércoles, 29 Junio 2016 00:00

Testimonios de alumnos

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SIEMPRE UNIDOS

 

Casi sin darnos cuenta ha llegado el final del trayecto. Aunque parecía lejano, ya estamos despidiéndonos del que ha sido nuestro hogar desde la más tierna infancia, el lugar donde hemos crecido, aprendido, sentido y soñado, donde nos hemos convertido en quienes hoy somos, y donde hemos creado lazos que durarán eternamente.


A pesar de que el camino ha sido largo y duro, y de que todos hemos sufrido caídas, gracias al apoyo de nuestros profesores y hermanas, hemos sido capaces de levantarnos y seguir luchando por nuestros sueños. Ahora que terminamos y estamos más cerca de recoger los frutos de nuestro esfuerzo, por fin somos capaces de decir que ha merecido la pena, y que si ha sido posible ha sido por vosotros, nuestra familia, que nos habéis acompañado en los buenos y los malos momentos. Siempre os llevaremos en nuestros corazones. Gracias.

Ana Pradas Hernández

2º Bachillerato B

 

NO ES ADIÓS, SINO HASTA LUEGO

 

No hace mucho tiempo me encontré a un gran amigo, estudiante universitario. No hizo falta mucho tiempo para ponerme al día acerca de cómo le estaba yendo. Me ha hecho recordar muchas vivencias que, desde los 3 años, ha vivido en un entorno escolar, ya que el cambio de rutina ha dado mucho que pensar.
 “El estar acostumbrado a ir al mismo sitio los 5 primeros días de la semana, 9 meses al año, y cambiar el entorno de trabajo para ir a la facultad, era realmente extraño. En ese momento, se echaba muy en falta aquellos momentos en los que, con mi clase, ensayábamos un villancico para presentarlo ante todo el colegio en vísperas de navidad, o cuando íbamos a la granja escuela para hornear nuestro trocito de pan. Grandes recuerdos hay de infantil, con aquella alfombra en la que todos nos sentábamos a escuchar a la querida seño, y los minutos de después en los que, al final de la mañana, todos nos echábamos en la mesa a descansar al son del “Adagio de Albinoni”. En la ESO primaban los 50 partidos de Champions que se jugaban a la vez en los recreos, o la continua disputa de los pantalones bajados y las faldas demasiado subidas. Más tarde llegó Bachillerato, con un aumento de responsabilidad enorme, pero que pasamos sin causar mucho problema. Nada era igual, pero lo que estaba claro era que no era el fin de nada, sino el principio de algo mejor. Y sé que siempre podré recordar al colegio como una gran familia en la que he pasado gran parte de mi vida. Y será un placer visitarlo de nuevo con nuevas circunstancias. Así, con los valores de grandes personas y no como un número cualquiera de clase, me formé 15 años de mi vida”, me dijo.
Sin darnos cuenta, se nos echó el tiempo encima, y cada uno debía seguir su camino, aunque quedamos en retomar la conversación otro día. Ah por cierto, se me olvidaba, mi amigo estudió en El Carmelo.

 

Jesús Muñoz Jiménez

2º Bachillerato A