Dichosa eres, María, porque engendraste a Dios en la fe antes de engendrarlo en tu vientre por obra del Espíritu Santo. Dichosa eres, María, porque llevaste a Jesús en tu vientre y lo amamantaste pero más dichosa eres porque escuchaste la Palabra de Dios y la pusiste en práctica. Dichosa eres, María, pequeña y pobre de espíritu, porque te vaciaste de ti misma, de tus planes personales para dar cabida a Dios y dejarte plenificar por Él. Dichosa eres, María, porque Dios tu salvador puso sus ojos en tu pequeñez de servidora y esclava y se deleitó en tu sonrojo.…